la voz del parlante

De clases y animales

Ayer pisé mi abandonada facultad de Psicologia, y lo de abandonada lo tengo cada vez más presente porque porque cada vez me suenan menos caras y menos personas. Y lo que es peor, hay personajes nuevos (de esos a los que se lo pone mote) que desconocia. Por ejemplo vi una persona curiosa; se trata de una chica italiana, vestida con alegres colores (sobretodo amarillo) y un look de los 60 que va a todas partes con su perro. Este corre a sus anchas a lu alrededor sin preocuparle si esta en una classe o en el cesped. Por lo que se ve los conserges le han hechado bronca más de una vez, pero ella sigue con su perro a todas partes. Únicamente lo deja fuera en la biblioteca. A mi esto me parece perfecto, seri agenial que pudieras ir a todas partes con tu animal de compañia encima (siempre que el quiera), como el hombre que se pasea pro Premià en bicicleta con un parche en un ojo y un loro en el hombro.

Hoy, despues de hacer estresadamente múltiples cosas en múltiples sitios con múltiples personas diferentes he ido a classe a la facultad de humanidades, y como me sobraban unos minutos me he dedicado a buscar al Gato. Y digo Gato con mayuscula porque se trata de un enorme ejemplar que es dueño y señor de la facultad. Los conserjes lo alimetan y el resto de la facultad lo mima (cuando el se deja). Tenia especial interés en verlo, ya que esta noche he soñado que estaba en esa facultad y que tenía que salvarlo a él, junto a otro gato blanco (que luego se tranformaba en paloma), un cerdo pequeño, un perro y un animal que ya no recuerdo. He buscado al lado de conserjeria donde tiene su plato y luego por el pasillo y por el banco donde suele estar, pero nada. El Gato no aparecia. Me he ido a clase y cuando estabamos a punto de acabar la profesora nos ha llamado la atención para que nos fijaramos en nuestro ilustre invitado. Me he girado y entonces lo he visto, calentandose por los rayos de sol que entraba por la ventana, bigotes, garras, pelos y cola. El enorme Gato había asistido impasible a una hora y media de clase sin cambiar su postura ni perder nada de su dignidad.

La profesora ha dicho que no era Gato sino Gata.